lanacion.com, NYTimes, Nueva York, 20/07/2010, extracto.-
El tema político al rojo vivo hoy es 'la paradoja Obama': la presunta misteriosa desconexión entre los logros del presidente y su popularidad. El asunto es así: el gobierno ha logrado múltiples grandes victorias en el Congreso, sobre todo la reforma del sistema de salud, y, sin embargo, el índice de aprobación de Barack Obama es bajo.
Lo que sigue son las especulaciones acerca de por qué continúa baja su popularidad: es demasiado liberal para una nación de centroderecha. No, es demasiado intelectual, demasiado Sr. Spock para votantes que quieren más pasión. Y así sucesivamente...
Pero el único verdadero enigma acá es el persistente error de los analistas de opinión pública de creer que la información política diaria realmente importa. El error, por supuesto, es más común entre los expertos, pero también está muy difundido entre los operadores políticos. Y yo diría que la susceptibilidad en este punto es parte del problema de la administración Obama.
Lo que nos dicen los politólogos, por el contrario, es que, en realidad, el problema 'es la economía, estúpido'. Hoy, suele atribuirse a Ronald Reagan la pericia política de un dios, pero en el verano de 1982, cuando la economía no marchaba bien, su índice de aprobación era tan sólo del 42%.
Mi colega de la Universidad de Princeton Larry Bartels lo resume así: 'Las condiciones económicas objetivas -no las audaces publicidades televisivas, los debates y otros hechos efímeros de la campaña cotidiana- son lo más importante para las perspectivas de reelección de un presidente en ejercicio del cargo'.
Si la economía mejora notablemente durante los meses anteriores a una elección, a los presidentes en ejercicio les va bien; si la economía está estancada, les va mal.
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