Hace un año de la quiebra de Lehman Brothers. Ocurrió cuando George W.Bush decidió no apoyar esa empresa. El caso desencadenó oficialmente la crisis financiera en Estados Unidos y luego a nivel internacional y quedará en los libros de historia. Un par de meses más tarde, el Presidente Barack Obama y su equipo enfrentaron la oposición de los escépticos republicanos para aprobar su plan de estímulo económico - el de Bush había sido más que nada de estímulo financiero a Wall Street. Con su programa de inversiones Obama logró detener la caída de la economía estadounidense al precipicio, como bien observa Paul Krugman. Impidió así que otras economías, entre ellas las latinoamericanas, corrieran el mismo peligro.
La recuperación muestra ahora sus primeras señales. Es una buena señal luego que la crisis generara nuevo desempleo, pobreza y angustia por todo el mundo. Queda entonces por legislar nuevas regulaciones, normas y reglas para el sector bancario para prevenir la repetición de una crisis como la originada por la especulación de las hipotecas subprime y el sobre-apalancamiento especulativo de los créditos. Hay cierto consenso internacional para ello.
Para América Latina la recuperación y estabilidad de la economía estadounidense de la pos-crisis es vital.
La respuesta al propósito presidencial es brutal. No sólo de legisladores republicanos que pasan por una rara fase febril de negación y racismo a todo lo que proponga Obama - igual respuesta se observa ahora de los mismos banqueros a los que el gobierno debió proveer primeros auxilios financieros para sobrevivir la crisis. El problema ahora es que desean asegurar también en la nueva economía pos-crisis sus extraordinarios ingresos gerenciales como en el período de bonanza especulativa.
El artículo de Ana Barón, corresponsal de Clarín (de Buenos Aires) en Washington, entrega una mirada interesante al tema.
...Desde Nueva York, Obama (señalo) que no había presentado su candidatura a la presidencia "para rescatar a los bancos e intervenir en el mercado de capitales", dijo. "Fue la ausencia de regulaciones la que condujo a la extraordinaria intervención del gobierno; fue la falta de reglas sensatas, a las que tan frecuentemente se oponen los que hablan de libertad de mercados, la que irónicamente condujo a un rescate mucho más intrusivo de lo que cualquier demócrata o republicano, progresista o conservador pudiese haber propuesto o predicho", afirmó. Una de las medidas que incluye la reforma de Obama que más oposición ha generado es el poner fin a los abultados bonos anuales que reciben los ejecutivos de los bancos. Obama todavía no había terminado de hablar ayer cuando la asociación de bancos internacionales más poderosa del mundo, el Instituto de Finanzas Internacionales, que reúne a más de 300 bancos, divulgó una carta dirigida a Obama en la que expresa su total oposición a que el gobierno se entrometa en el tema de las remuneraciones. Éste es uno de los asuntos más importantes de todos los que serán discutidos en la reunión cumbre del G-20 la próxima semana en Pittsburgh. El presidente francés Nicholas Sarkozy ha dicho que, si la cumbre no hace nada a este nivel, si no avanza en el proceso de regulaciones a nivel internacional, él podría abandonar Pittsburgh antes de que termine la reunión.
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