Columnistas - Perfil.com, por Nelson Castro, 20/06/2010, extracto.-
Se fue dando un portazo. Fue un gesto sorpresivo para un hombre que, durante su paso por la función pública, hizo una demostración de que la mesura y los buenos modales no son incompatibles con la firmeza. Se va, paradójicamente, en uno de los mejores momentos, si no el mejor del kirchnerismo, en un área –el de las relaciones exteriores– que siempre le fue problemática: el levantamiento del corte sobre el puente del río Uruguay dispuesto por la Asamblea de Gualeguaychú; la designación de Néstor Kirchner como secretario general de la Unasur, el breve encuentro de la Presidenta con Barack Obama, así como también las gestiones para apurar la remoción del incómodo embajador de Chile, Miguel Otero, quien había ponderado la brutal dictadura de Augusto Pinochet. Sin embargo, nada de esto le sirvió al ahora ex canciller Jorge Taiana para evitar el maltrato de los Kirchner. Al parecer, los pecados capitales del funcionario renunciante fueron dos: uno, el haber hablado con periodistas de Clarín para comunicarles que la Argentina iría a considerar la propuesta, que el gobierno uruguayo ya había hecho circular por los diarios, de que se llamaría a Brasil a colaborar con el monitoreo sobre el río Uruguay; el otro, el desacuerdo con la determinación emanada desde la cúspide de poder ordenando que el ex embajador en Venezuela, Eduardo Sadous, no se presentara en el Congreso a los efectos de declarar sobre el supuesto pago de coimas para la venta de productos de la Argentina a Venezuela ante la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados.
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